miércoles, 6 de julio de 2011

SATCHMO: EL GENIO MUSICAL DE LA BOCA GRANDE

LOUIS ARMSTRONG FUE CONSIDERADO DESDE LOS AÑOS 30 EL MEJOR TROMPETISTA DE JAZZ DEL MUNDO. SU VOZ SE APAGÓ HACE 40 AÑOS

Miércoles 6 de Julio del 2011

Su final fue como el que muchos desearían: el 6 de julio de 1971, Louis Armstrong se quedó pacíficamente dormido para siempre. Hoy se cumplen 40 años de la muerte del músico de jazz más grande de todos los tiempos.

“Tenía una enfermedad cardíaca y murió en la mañana, en casa, en su cama, con su Lucille junto a él”, cuenta Deslyn Dyer, de la casa-museo Louis Armstrong. Dos días antes de morir, ‘Pops’, como lo llamaban cariñosamente, había celebrado su presunto cumpleaños en el jardín.

Que Armstrong hizo trampa con la fecha y hasta se puso un año de más no se supo hasta después de su muerte. En la iglesia del Sagrado Corazón de Nueva Orleans apareció el registro con su fecha real de nacimiento: 4 de agosto de 1901. Pero a Armstrong no debió parecerle lo suficientemente grandiosa, y la cambió al 4 de julio de 1900, combinando la independencia de EE. UU. con el nuevo siglo.

EL GRAN SATCHMO
Armstrong se crio en Nueva Orleans. Sus padres se separaron poco después de que él naciera. Tenía tan solo 12 años cuando huyó de la policía con una pistola en la mano y se escondió en un hogar para mendigos, donde aprendió a tocar varios instrumentos, entre ellos la trompeta.

Después acompañó a las orquestas de los buques de vapor. Junto a ellas, él y su jazz partieron por el Mississippi desde Nueva Orleans a Chicago, donde conoció a Joe ‘King’ Oliver, su mentor.

El apodo de ‘Satchmo’ le vino por esos gruesos labios con los que rodeaba la boquilla de su trompeta. Satchmo es una abreviación de ‘satchel mouth’, que en inglés quiere decir tener la boca tan grande como un buzón.

Su modesta casa en el 107 del barrio neoyorquino de Queens es hoy un museo. Allí vivieron Louis y Lucille Armstrong durante 30 años, cuenta Dyer.

“Quizá está casa no sea la más bonita”, escribió un año antes de morir, “pero quien entra en el hogar de los Armstrong se encuentra cómodo y feliz”. A ese sentimiento de felicidad le cantó el rey del jazz en “What a Wonderful World”, un hit que junto a “Hello, Dolly” arrebataron a los Beatles el primer puesto en las listas de los éxitos estadounidenses de principios de los años 60.

Fuente: EL COMERCIO