miércoles, 7 de diciembre de 2011

LAS BASES FANTASMAS DE VIZCATÁN



ESPECIAL
Por: Óscar Castilla
Miércoles 7 de Diciembre del 2011

El 13 de marzo del 2009 el Comando Conjunto de las FF.AA., en el marco de las operaciones que había iniciado siete meses antes para combatir a la facción renegada de Sendero Luminoso en el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE), logró conquistar a sangre y fuego las alturas del estratégico cerro Judas en Vizcatán, la última trinchera de las huestes subversivas en la frontera entre Huanta y Satipo. Desde entonces, las restantes bases contraterroristas creadas a lo largo y ancho de este corredor de la droga, y por cuya existencia fueron abatidos unos 60 militares desde agosto del 2008, enfrentaron el constante hostigamiento de los francotiradores subversivos.

Las bases y puestos de vigilancia que aquí se instalaron entre el 2008 y el 2009 –Vizcatán I, Vizcatán II, Vizcatán III, cerro Tincuya y cerro Judas– se convirtieron en el símbolo inédito de la presencia del Estado en el VRAE, y sirvieron para bloquear el trasiego de la droga que salía por la sierra de Huancavelica y como plataforma para las operaciones en la selva de Junín. A tres años de la ocupación militar en el epicentro subversivo, fuentes confidenciales revelaron a El Comercio que dichas bases ya no existen. En el lugar solo quedan trozos de madera desperdigados de las casamatas, calaminas desmanteladas y trincheras abandonadas, mientras que la vegetación ha vuelto a enseñorearse donde antes hubo puestos militares a pocos metros del Mantaro. Ahora son bases fantasmas.

¿Qué ocurrió para que el bastión que justificaba la presencia de las FF.AA. en el VRAE fuera desactivado de la noche a la mañana y en estricto secreto? ¿Qué pasó con los cientos de soldados que habitaban en las bases de los cerros Vizcatán, Tincuya y Judas? Este Diario confirmó el éxodo militar hasta hoy desconocido. La historia de aquel repliegue, eufemismo que utilizan los sectores castrenses en situaciones similares, comenzó el pasado 16 de octubre último luego de que los terroristas abatieran al sargento EP Moisés Vásquez mientras este se desplazaba junto a su patrulla por la zona. Las fuentes revelaron que días después del atentado, el general EP Víctor Montes, jefe del Comando Especial VRAE en el cuartel de Pichari (Cusco), ordenó que los helicópteros M-17 recogieran a las tropas y los pertrechos militares de las bases en Vizcatán.

Fuente: EL COMERCIO