viernes, 20 de mayo de 2011

¿CUÁNDO DEJAREMOS DE CONTAR POBRES?

Autor: Fritz Du Bois
Viernes 20 mayo 2011

Cuando se está anunciando que en la última década se redujo a cerca de la mitad la pobreza, es bueno recordar que el nivel actual es similar al que existía a inicios de la década del 70. Fue a partir de ese momento que los desastrosos resultados de los gobiernos, primero el de Velasco y luego el de García, 'El Malo’, terminaron llevando a la pobreza a dos terceras partes de los peruanos.

Nos parece importante esta reflexión porque cuando un país se equivoca le puede costar generaciones enteras de sus ciudadanos, desperdiciados por estar condenados a la pobreza, como fue nuestro caso.

Así que si el electorado decide cometer un suicidio eligiendo al candidato bolivariano, entonces probablemente serán nuestros nietos quienes dentro de unos 40 años se alegrarán de que el nivel de pobreza se reduzca 'solo a la tercera parte de la población’, después de que, como consecuencia de las políticas trasnochadas –que sin duda serían implementadas–, el número de pobres se habrá multiplicado y nos tomará el mismo periodo de tiempo poder recuperarnos.

En todo caso, la acelerada reducción de la pobreza, especialmente en la costa, confirma que en nuestro país, durante las dos últimas décadas, el mercado ha funcionado. Incluso, en Lima o en Ica, la pobreza va a descender a solo un dígito en el próximo par de años.

Sin embargo, los niveles de pobreza del orden del 60% en varias regiones de la sierra también nos están diciendo que el Estado claramente ha fracasado. La ineficiencia estatal ha impedido que se expandan servicios básicos o que se integren miles de caseríos que hoy continúan aislados.

Por ello, se debe exigir que el próximo gobierno no dependa únicamente del crecimiento para reducir la pobreza sino que realice las reformas que están incompletas. Es inaceptable que luego de 20 años creciendo, en promedio, a más del 5%, todavía más de la mitad de los peruanos no tengan empleo adecuado. No sé qué más pruebas requieren los gobernantes para aceptar que la legislación laboral en nuestro país es un obstáculo para la generación de puestos de trabajo.

De otro lado, mientras no se reforme el Estado seguiremos desperdiciando 100 mil millones de soles al año en gasto público sin darle mayor cosa a cambio al ciudadano. Creo que cuando se completen esas reformas podremos dejar de contar pobres y nos dedicaremos, más bien, a crear más riqueza para todos los peruanos.

Tomado de: PERÚ 21